jueves, 9 de julio de 2009

El partido más importante de Deportes Melipilla


Nunca antes Melipilla estuvo en una situación tan incierta como hoy. El club está condenado, en primera instancia, a ser excluido del fútbol profesional, y la suerte de una institución pequeña no debiera importarle demasiado a los restantes clubes, especialmente a aquellos que lidian día a día con sus propios problemas.

Por eso, frente a esta amenaza, los responsables de la institución debieran ser más proactivos, partiendo por situarse en el peor de los escenarios y no pecar de exceso de confianza. En la primera apelación pensaron que les iban a restar, cuando más, dos puntos, pero la Segunda Sala mantuvo el descuento de seis que le aplicó el Tribunal de Disciplina.

Sabiendo que en Chile en términos jurídicos existe un fuerte apego a la letra y a la forma, lo más probable es que la Segunda Sala dictamine nuevamente en contra de Melipilla y lo condene a perder la categoría. Por eso es que Melipilla se enfrenta al partido más decisivo de su historia

Frente a este dantesco escenario - si se permite el término-, ¿qué haría yo si fuera dirigente o representante del club?

Primero, trabajaría sobre un discurso o un mensaje que sensibilice a la opinión pública, a los presidentes de clubes, al Tribunal, influenciadores, decisores y líderes de opinión y les manifestaría la preocupación de que la única ciudad de la región que no pertenece al Área Metropolitana se expone a quedarse sin fútbol profesional por razones extradeportivas.

Contactaría desde ya a presidentes de clubes para que se pongan de lado de Melipilla, porque ningún equipo está libre de vivir los mismos padecimientos, y aseguraría que al momento de votar sean fieles con su compromiso de apoyar a Melipilla. Los dirigentes melipillanos dan por hecho que sus colegas, al menos en su mayoría, los van a apoyar y harán las rectificaciones a las bases para impedir que este castigo tan desmesurado se concrete. ¿Será tan cierto? ¿Borrarán los mismos dirigentes con el codo lo que refrendaron con la mano? ¿No será un pésimo precedente que no se aplique un castigo que los propios clubes habían estipulado?

Desde la cancha también se debe hablar. El plantel debe proponerse como objetivo ganar el Clausura y luego ganar en la definición con el campeón del Apertura para subir a la división de honor. Así, sería impresentable que el campeón de Segunda juegue en Tercera cuando en realidad debería jugar en Primera.

Cierto es que todos queremos que Melipilla siga teniendo fútbol profesional, pero frente al dilema que está viviendo esta institución no basta con pensar que los demás clubes están sensibilizados con su situación. Tal como en un partido de fútbol que se planifica, hay que ir a la ofensiva y no esperar un golpe de suerte.

Lamentablemente, que Melipilla tenga o no fútbol profesional ya no depende sólo de su gente, de sus dirigentes o sus autoridades.

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