APASIONADO POR LA CULTURA Hernán Bustos Valdivia nació en Melipilla el 28 de febrero de 1964. Tal vez fuera su infancia en San Pedro la inspiradora de su trabajo como investigador de las tradiciones y costumbres de la zona. Siempre ligado a las comunicaciones y a la cultura, este investigador y periodista (titulado con distinción máxima y nombrado el mejor alumno de Cátedra de Radio por la Archi), fue jefe de la Casa de la Cultura de Alhué, fundador de grupos culturales en Peñaflor; es corresponsal de prensa y deportes para Radio Cooperativa y representante regional de la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro. Ha sido creador, productor y conductor de varios programas radiales. y es además corresponsal del diario Las Ultimas Noticias. ¿Por qué o en qué circunstancias decidió venir a vivir a Peñaflor? Antes de los 18 años, una vez que egresé de la enseñanza media, decidí emigrar de mi casa e irme a vivir solo a Santiago. Así estuve por más de siete años, viviendo en distintos lugares, incluido un año en Europa. En esas circunstancias llegué a Peñaflor, aquí carretié, como dicen los jóvenes, durante un tiempo, y conocí a mi actual señora en 1988. Desde entonces me radiqué en Peñaflor. Actualmente tengo 45 años.
Para las últimas elecciones municipales usted fue uno de los 34 candidatos a concejal por nuestra comuna, ¿a qué se debe este interés por la política, cómo es que éste nace? Las personas tenemos que contribuir activamente al desarrollo de la comuna. En lo personal me interesaba apoyar y desarrollar algunos aspectos como la cultura y el deporte y, por otra parte, levantar la voz por la gente frente a diversos abusos que se producen a diario.
¿Qué le dice a usted la tan alta cantidad de candidatos a concejal por la comuna que hubo? Me imagino que en cada persona existe la idea de que puede contribuir al desarrollo de la comuna. También hubo más listas y, por ende, más candidatos. En cada uno anida el sueño legítimo de ser electo.
¿Estaría usted dispuesto a lanzarse como candidato en las próximas elecciones municipales? No, nunca más. Es una experiencia difícil y creo que la política no es mi fuerte. No vivo en función de la política ni de la política.
¿Cómo fue su trabajo de investigación para escribir los libros acerca de nuestra comuna y provincia? Evidentemente es un trabajo intenso, que requiere mucho tiempo de dedicación. El tiempo de investigación o recopilación, según sea el caso, puede prolongarse desde unos 6 meses hasta dos años. Mi primer libro, El Valle de las 7 Puertas, me tomó 18 meses de trabajo.
De acuerdo a sus investigaciones, ¿en qué fecha se fundó Peñaflor?, ¿tiene esta fecha alguna relación con la "Semana Peñaflorina"? Peñaflor comenzó a surgir como aldea o pueblo hacia mediados del siglo XIX. Era un lugar de bellísimos paisajes, de tal manera que algunos vecinos adinerados de Santiago decidieron construir sus residencias de descanso en esta localidad, sus quintas. Como pueblo surgió espontáneamente. Luego comenzó a poblarse y el 22 de diciembre de 1891 se creó la comuna. La Semana Peñaflorina data de los años ’30 o ´40 del siglo XX. A comienzos del siglo XX las familias pudientes que veraneaban en Peñaflor organizaban carnavales de flores, corsos de flores, e incluso carreras de autos entre Santiago y Peñaflor. Peñaflor en sí era una fiesta. También los comerciantes del Trapiche organizaban las “Noches Venecianas” y la industria Bata realizaba sus propios carnavales, con carros alegóricos y alianzas formadas por sus propios trabajadores
¿Cómo ve la vida en Peñaflor en estos tiempos? Peñaflor pasa por una etapa de transición, aspira a convertirse en una urbe.
Con el conocimiento que usted maneja del pasado de nuestra comuna más lo que ve en la actualidad, ¿cuál es nuestra identidad como comuna, cómo es su gente y qué futuro ve usted en Peñaflor? A medida que pasa el tiempo se va perdiendo la identidad, se ha diluido la fama de pueblo balneario, el Trapiche, la sicología batina. Veo a muy poca gente haciendo un esfuerzo por rescatar algo de esa identidad, no existe ese sentido de pertenencia de antaño, no percibo esfuerzos por caracterizar y diferenciar a Peñaflor de las otras comunas, no veo apoyo a la gente que hace cultura. Respecto del futuro no veo propuestas de comuna, ni veo un interés por impulsar un desarrollo planificado. Todo se gesta en el día a día, tampoco hay una mirada de largo plazo. Nadie piensa en el Peñaflor del 30 años más. ¿Ve usted alguna posibilidad de rescatar esta real identidad peñaflorina?, ¿de qué forma? Yo creo que se podrían rescatar algunos elementos y para eso hay que hacer un esfuerzo colectivo que convoque a todos los actores comunales.
En los barrios antiguos se mantiene esa idea de la buena vecindad, de la vecina o el vecino que cuida el entorno, que barre la vereda. Aún tiene vida de barrio. Nos saludamos entre los vecinos y cada fin de semana puedo jugar fútbol en Pelvín, eso es lo que más me gusta de Peñaflor. El hecho de que aún no tengamos un mall hace que la plaza siga siendo el punto de encuentro social, especialmente para los mayores.
¿Qué es lo que rescata de Peñaflor? Hay una gran cantidad de artistas, creadores y soñadores. ¿Qué cree ud. que se ha perdido en Peñaflor? Mucho de lo que era décadas atrás, el pueblo tranquilo. Nuevos habitantes son nuevas costumbres y nuevas formas de vivir, con las cosas malas y las cosas buenas. El entorno paisajístico de Peñaflor está deteriorándose. Con pena veo como parte de la cadena de cerros de Pelvín ha perdido su vegetación y se encamina a un espacio desértico. También el Peñaflor urbano se está tornando muy sucio, hay basura por todos lados. ¿Existe algo que eventualmente podría hacerlo considerar la posibilidad de irse de acá? Voy a confesar algo que hasta el día de hoy no había dicho. Dejando de lado la modestia, creo que fui un pionero en el rescate de la cultura de Peñaflor y en la publicación de obras que hablaran de su historia y sus elementos identitarios. De hecho, a partir de mi publicación del libro “El Valle de las 7 Puertas”, en 1991, al ver que era posible concretar el sueño de escribir un libro, muchos siguieron mis pasos y comenzaron a publicar. A partir de allí, a comienzos de los ‘90 se produjo una corriente literaria y creadora que ha sido la más importante en la historia de Peñaflor. César Raguil, Edgardo Retamales, Vitalia Espinoza, Ernesto Langer, Jorge Flores, Oriana Carvajal, Luisa Somoza, Laura Rosa Tapia, Juan Zúñiga, fueron algunos exponentes, unos más modestos que otros, unos más intelectuales que otros, pero que convergían hacia un propósito común, crear por Peñaflor. Mis libros han sido una herramienta útil para niños, profesores y profesoras de nuestras escuelas. Hay un sin número de apoderados y apoderadas que me piden que le oriente en las tareas. Hay muchos vecinos y vecinas que me saludan y me recuerdan mis textos de leyendas e historias, mis microespacios radiales. No hay peñaflorino o malloquino que no haya oído hablar del “Valle de las 7 puertas” o de “Peñaflor en 10 leyendas”, está en el consciente colectivo. Desde otros puntos del planeta, como Australia, gente que emigró hace muchos años, pero que ama su terruño, ha solicitado mis libros. Pero pese a todo ello, no ha existido un reconocimiento oficial en mi comuna y siento que existe un enorme chaqueteo. Es curioso que por hacer cosas en bien de la comuna, exista ese tipo de actitudes entre algunos. Eso me apena. Quizás, si hubiese tenido un apellido aristocrático estaría lleno de reconocimientos. Como en todos los lugares, hay un tipo de persona muy dañina. La que no hace nada y critica, la mediocre. Esas serían razones para marcharme, pero, por lo menos en los próximos diez años no puedo irme de Peñaflor. Tengo un proyecto de vida de emigrar a otro punto del país o al extranjero, pero antes debo esperar que mis hijos vayan a la universidad, se titulen y se independicen. ¿Cómo es el Peñaflor que usted sueña? Hay una distancia insuperable entre el Peñaflor que se sueña y el que es. Es utópico que llegue a concretarse el Peñaflor soñado. Por eso, lo que pediría es que se respete los árboles que plantó a comienzos del siglo XX el alcalde Salvador Silva, que se erradiquen los microbasurales, que los niños y jóvenes tengan oportunidades y espacios, que haya muchas canchas de fútbol y baby fútbol, más actividad cultural, que por cada casa surja un árbol, que se recuperen los espacios recreativos, que la gente no abandone los perros y que los canes que tengan dueño no vaguen por las calles, que los jóvenes no caigan en pozo profundo de la droga y el alcohol, que los mercaderes de las desgracias de la juventud se vayan a la punta del cerro, que la calle principal de Peñaflor lleve otro nombre y no el de un alcalde que no fue elegido por la gente, que tengamos autoridades que piensen, que tengan una mirada de largo plazo, que planifiquen y orienten estratégicamente el desarrollo de Peñaflor. Es un prolongado sueño, pero su realización no depende sólo de una persona, son miles las voluntades las que deben sumarse. Mi sueño es dignidad para la gente. ¿De qué vive un escritor, recopilador, realizador, como usted?, me imagino que no se puede vivir de ello, ¿o sí? No, evidentemente no se puede vivir de esto. Yo vivo de mi profesión de periodista. Estoy a cargo de las comunicaciones de una fundación en la Región Metropolitana y trabajo a honorarios para Radio Cooperativa desde hace casi 20 años. Actualmente laboro en Deportes y hasta hace tres años fui corresponsal de Prensa. También, de vez en cuando, realizo algunas asesorías.
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martes, 23 de junio de 2009
HERNÁN BUSTOS VALDIVIA, UN INVESTIGADOR APASIONADO POR LA CULTURA
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Estimado, en que parte menciona el robo de los millones mientras ejercía en la municipalidad de Melipilla?
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